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Al Magnífico Sr. Rector de la Universidad de Huelva
Escribo en relación con la participación de la profesora israelí Ayelet Gilboa (Universidad de Haifa) en el Congreso Tarteso, que del 14 al 17 de diciembre tendrá lugar en Huelva.
Quien suscribe este escrito se pregunta qué sentido tiene la participación de personal académico de Israel en un congreso científico internacional cuando el régimen sionista hace un boicot a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Faltan razones para entender cómo la profesora Gilboa (militar en la reserva) – autora y editora de numerosos trabajos sobre excavaciones ilegales (bíblicas) en Jerusalén Este (1996), el Sinaí (2007), el Mar Muerto (2002) – ha sido invitada a participar el I Congreso Internacional Tarteso.
Además, el estado de Israel es contrario y se opone a la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de la UNESCO (2005), un tratado por la humanidad y su diversidad cultural firmado ya por la mayoría de los estados que se tienen por civilizados (en la actualidad 117).
Más allá de la ética académica y los principios morales de cada uno, la mencionada participación sería contraria a lo establecido en los Estatutos de la Universidad de Huelva, Decreto 232/2011 de 12 de julio, que en su Art 2.1 dicen:
Más allá de la ética académica y los principios morales de cada uno, la mencionada participación sería contraria a lo establecido en los Estatutos de la Universidad de Huelva, Decreto 232/2011 de 12 de julio, que en su Art 2.1 dicen:
-La Universidad de Huelva habrá de promover… los valores de libertad, justicia, igualdad y pluralismo… [Y] los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.
Y también que:
-La Universidad de Huelva persigue ser un instrumento eficaz de transformación y progreso social y estar al servicio del desarrollo intelectual y material de los pueblos, de la defensa del medio ambiente y de la paz.
Con esta participación la Universidad de Huelva estaría asumiendo los valores propios de Israel – ocupación militar, injusticia, apartheid – alejándose, desde luego, de la “defensa de la paz” (Art. 2.1 ut supra). Sería una concesión a las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos y las leyes internacionales (Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y Cuarta Convención de Ginebra 1949) en los Territorios Ocupados.
Le ruego que, ante estos hechos, considere la oportunidad de pronunciarse al respecto: por el cumplimiento de los Estatutos de la Universidad de Huelva y la legalidad internacional. Sería deseable que este esperado Congreso sobre Tarteso no quede marcado por la implicación en las excavaciones ilegales y expolio de las autoridades israelíes.
María Jesús García - Miembro de la Plataforma de Solidaridad Avila por Palestina
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